Talált 347 Eredmények: lista de animales destinados al sacrificio

  • Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado. (II Macabeos 12, 46)

  • Supo entonces que Filipo, a quien había dejado en Antioquía al frente de los negocios, se había sublevado. Consternado, llamó a los judíos, se avino a sus deseos, y prestó juramento sobre todas las condiciones justas. Se reconcilió y ofreció un sacrificio, honró al santuario y se mostró generoso con el Lugar Santo. (II Macabeos 13, 23)

  • «Tenía que ofrecer un sacrificio de comunión y hoy he cumplido mi voto; (Proverbios 7, 14)

  • De los necios se aparta el sacrificio expiatorio, pero entre los rectos se encuentra el favor de Dios. (Proverbios 14, 9)

  • Yahveh abomina el sacrificio de los malos; la oración de los rectos alcanza su favor. (Proverbios 15, 8)

  • Practicar la justicia y la equidad, es mejor ante Yahveh que el sacrificio. (Proverbios 21, 3)

  • El sacrificio de los malos es abominable, sobre todo si se ofrece con mala intención. (Proverbios 21, 27)

  • el león - fuerte entre los animales -, que ante nada retrocede, (Proverbios 30, 30)

  • Guarda tus pasos cuando vas a la Casa de Dios. Acercarse obediente vale más que el sacrificio de los necios, porque ellos no saben que hacen el mal. (Eclesiastés 4, 17)

  • la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, el poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres, las variedades de las plantas y las virtudes de las raíces. (Sabiduría 7, 20)

  • Por sus locos e inicuos pensamientos por los que, extraviados, adoraban reptiles sin razón y bichos despreciables, les enviaste en castigo muchedumbre de animales sin razón, (Sabiduría 11, 15)

  • Demasiado, en verdad, se habían desviado por los caminos del error, teniendo por dioses a los más viles y despreciables, animales, dejándose engañar como pequeñuelos inconscientes. (Sabiduría 12, 24)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina