Talált 334 Eredmények: lista de descendientes de Salomón

  • Aquella noche se apareció Dios a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras que te dé.» (II Crónicas 1, 7)

  • Salomón respondió a Dios: «Tú tuviste gran amor a mi padre David, y a mí me has hecho rey en su lugar. (II Crónicas 1, 8)

  • Respondió Dios a Salomón: «Ya que piensas esto en tu corazón, y no has pedido riquezas ni bienes ni gloria ni la muerte de tus enemigos; ni tampoco has pedido larga vida, sino que has pedido para ti sabiduría e inteligencia para saber juzgar a mi pueblo, del cual te he hecho rey, (II Crónicas 1, 11)

  • Salomón regresó a Jerusalén desde el alto de Gabaón, de delante de la Tienda del Encuentro, y reinó sobre Israel. (II Crónicas 1, 13)

  • Salomón reunió carros y caballos, tuvo 1.400 carros y 12.000 caballos que llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén. (II Crónicas 1, 14)

  • Los caballos de Salomón procedían de Musur y de Cilicia; los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia por su precio en dinero. (II Crónicas 1, 16)

  • Decidió, pues, Salomón edificar una Casa al Nombre de Yahveh y una casa real para sí. (II Crónicas 1, 18)

  • Salomón señaló 70.000 hombres para transportar cargas, 80.000 canteros en el monte y 3.600 capataces para ellos. (II Crónicas 2, 1)

  • Salomón envió a decir a Juram, rey de Tiro: «Haz conmigo como hiciste con mi padre David, enviándole maderas de cedro para que se construyera una casa en que habitar. (II Crónicas 2, 2)

  • Juram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió al rey Salomón: «Por el amor que tiene Yahveh a su pueblo te ha hecho rey sobre ellos.» (II Crónicas 2, 10)

  • Salomón hizo el censo de todos los forasteros residentes en Israel, tomando por modelo el censo que había hecho su padre David; y se halló que eran 153.600. (II Crónicas 2, 16)

  • Empezó, pues, Salomón a edificar la Casa de Yahveh en Jerusalén, en el monte Moria, donde Dios se había manifestado a su padre David, en el lugar donde David había hecho los preparativos, en la era de Ornán el jebuseo. (II Crónicas 3, 1)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina