Talált 242 Eredmények: lluvia de piedras
Poco a poco se fue oscureciendo el cielo por las nubes y el viento y se produjo gran lluvia. Ajab montó en su carro y se fue a Yizreel. (I Reyes 18, 45)
Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió y bebió y se volvió a acostar. (I Reyes 19, 6)
porque así, dice Yahveh: "No veréis viento y no veréis lluvia, pero este valle se llenará de agua y beberéis vosotros y vuestros campamentos y vuestros ganados. " (II Reyes 3, 17)
destruyeron las ciudades, arrojaron sobre los mejores campos cada uno su piedra y los llenaron, cegaron todos los manantiales, talaron todo árbol bueno; sólo le quedaron sus piedras a Quir Jeres, y los honderos la cercaron y la batieron. (II Reyes 3, 25)
También el altar que había en Betel y el alto que hizo Jeroboam, hijo de Nebat, el que hizo pecar a Israel, derribó este altar y este alto, rompió las piedras, las redujo a polvo, y quemó el cipo. (II Reyes 23, 15)
Manejaban el arco con la derecha y con la izquierda, lanzando piedras y flechas con el arco. De los hermanos de Saúl el benjaminita: (I Crónicas 12, 2)
Mandó, pues, David reunir a los forasteros residentes en la tierra de Israel, y designó canteros que preparasen piedras talladas para la construcción de la Casa de Dios. (I Crónicas 22, 2)
Mira lo que yo he preparado en mi pequeñez para la Casa de Yahveh: 100.000 talentos de oro, un millón de talentos de plata y una cantidad de cobre y de hierro incalculable por su abundancia. He preparado también maderas y piedras que tú podrás aumentar. (I Crónicas 22, 14)
Con todas mis fuerzas he preparado, con destino a la Casa de mi Dios, el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata, el bronce para los de bronce, el hierro para los de hierro, y la madera para los de madera; piedras de ónice y de engaste, piedras brillantes y de varios colores, toda suerte de piedras preciosas y piedras de alabastro en abundancia. (I Crónicas 29, 2)
Los que tenían piedras preciosas las entregaron para el tesoro de la Casa de Yahveh, en manos de Yejiel el guersonita . (I Crónicas 29, 8)
Hizo el rey que la plata y el oro fuese tan abundante en Jerusalén como las piedras y los cedros, como los sicómoros de la Tierra Baja. (II Crónicas 1, 15)
Para adornar la Casa la revistió también de piedras preciosas; el oro era oro de Parvayim. (II Crónicas 3, 6)