Talált 613 Eredmények: no tendrás otros dioses

  • Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, tú que juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas, (Romanos 2, 1)

  • pues bien, tú que instruyes a los otros ¡a ti mismo no te instruyes! Predicas: ¡no robar!, y ¡robas! (Romanos 2, 21)

  • Hablo en términos humanos, en atención a vuestra flaqueza natural -. Pues si en otros tiempos ofrecisteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y al desorden hasta desordenaros, ofrecedlos igualmente ahora a la justicia para la santidad. (Romanos 6, 19)

  • así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros. (Romanos 12, 5)

  • amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; (Romanos 12, 10)

  • Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduria. (Romanos 12, 16)

  • Dejemos, por tanto, de juzgarnos los unos a los otros: juzgad más bien que no se debe poner tropiezo o escándalo al hermano. - (Romanos 14, 13)

  • Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús, (Romanos 15, 5)

  • teniendo así, como punto de honra, no anunciar el Evangelio sino allí donde el nombre de Cristo no era aún conocido, para no construir sobre cimientos ya puestos por otros, (Romanos 15, 20)

  • Saludaos los unos a los otros con el beso santo. Todas las Iglesias de Cristo os saludan. (Romanos 16, 16)

  • Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una manera, otros de otra. (I Corintios 7, 7)

  • Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el el cielo bien en la tierra, de forma que hay multitud de dioses y de señores, (I Corintios 8, 5)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina