Talált 59 Eredmények: oyeron

  • Todos los jefes de tropas y sus hombres oyeron que el rey de Babilonia había puesto por gobernador a Godolías y fueron donde Godolías a Mispá: Ismael, hijo de Netanías, Yojanán, hijo de Caréaj, Seraías, hijo de Tanjumet el netofita, Yaazanías de Maaká, ellos y sus hombres. (II Reyes 25, 23)

  • Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos en su busca. Lo supo David y les salió al paso. (I Crónicas 14, 8)

  • En cuanto lo oyeron, hicieron pregonar en todas las ciudades y en Jerusalén: «Salid al monte y traed ramas de olivo, de pino, de mirto, de palmera y de otros árboles frondosos, para hacer cabañas conforme a lo escrito.» (Nehemías 8, 15)

  • Los israelitas que habitaban en Judea oyeron todo cuanto Holofernes, jefe supremo del ejército de Nabucodonosor, rey de Asiria, había hecho con todas las naciones: cómo había saqueado sus templos y los había destruido, (Judit 4, 1)

  • Cuando los hombres de la ciudad oyeron su voz, se apresuraron a bajar a la puerta y llamaron a los ancianos. (Judit 13, 12)

  • Cuando los jefes del ejército asirio oyeron estas palabras, su ánimo quedó turbado hasta el extremo, rasgaron sus túnicas y lanzaron grandes gritos y voces por todo el campamento. (Judit 14, 19)

  • Han quedado a merced de la Roca, su juez, los que oyeron con regodeo mis palabras: (Salmos 141, 6)

  • Los mercaderes de la región, que oyeron hablar de ellos, tomaron grandes sumas de plata y oro, además de grilletes, y se fueron al campamento con intención de adquirir como esclavos a los hijos de Israel. Se les unió también una fuerza de Idumea y del país de los filisteos. (I Macabeos 3, 41)

  • Cuando Judas y el pueblo oyeron tales noticias, reunieron una gran asamblea para deliberar sobre lo que habían de hacer para socorrer a sus hermanos puestos en angustia y combatidos de enemigos. (I Macabeos 5, 16)

  • Les entró mucho miedo cuando oyeron que el rey le concedía autorización para reclutar tropas. (I Macabeos 10, 8)

  • Cuando Jonatán y el pueblo oyeron tales ofrecimientos, no les dieron crédito ni los aceptaron, porque recordaban los graves males que Demetrio había causado a Israel y la opresión tan grande a que les había sometido. (I Macabeos 10, 46)

  • Muchas cosas así han visto mis ojos, y más graves aún oyeron mis oídos. (Eclesiástico 16, 5)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina