Talált 3660 Eredmények: sal
En efecto, este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote de Dios Altísimo, que salió al encuentro de Abraham cuando regresaba de la derrota de los reyes, y le bendijo, (Hebreos 7, 1)
al cual dio Abraham el diezmo de todo, y cuyo nombre significa, en primer lugar, «rey de justicia» y, además, rey de Salem, es decir, «rey de paz», (Hebreos 7, 2)
pues ya estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. (Hebreos 7, 10)
De ahí que pueda también salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor. (Hebreos 7, 25)
así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, se aparecerá por segunda vez sin relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación. (Hebreos 9, 28)
Pero nosotros no somos cobardes para perdición, sino creyentes para salvación del alma. (Hebreos 10, 39)
Por la fe, Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, con religioso temor construyó un arca para salvar a su familia; por la fe, condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia según la fe. (Hebreos 11, 7)
Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba. (Hebreos 11, 8)
En la fe murieron todos ellos, sin haber conseguido el objeto de las promesas: viéndolas y saludándolas desde lejos y confesándose extraños y forasteros sobre la tierra. (Hebreos 11, 13)
pues si hubiesen pensado en la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de retornar a ella. (Hebreos 11, 15)
Por la fe, salió de Egipto sin temer la ira del rey; se mantuvo firme como si viera al invisible. (Hebreos 11, 27)
Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne (Hebreos 12, 22)