Talált 985 Eredmények: sucesión de David

  • David, por su piedad, heredó un trono real para siempre. (I Macabeos 2, 57)

  • y cuando vio aquel poderoso ejército, oró diciendo: «Bendito seas, Salvador de Israel, que quebraste el ímpetu del poderoso guerrero por mano de tu siervo David y entregaste el ejército de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero. (I Macabeos 4, 30)

  • Cayeron unos quinientos hombres del ejército de Nicanor y los demás huyeron a la Ciudad de David. (I Macabeos 7, 32)

  • En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)

  • Lo mismo se narraba también en los archivos y en las Memorias del tiempo de Nehemías; y cómo éste, para fundar una biblioteca, reunió los libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David y las cartas de los reyes acerca de las ofrendas. (II Macabeos 2, 13)

  • Proberbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: (Proverbios 1, 1)

  • Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. (Eclesiastés 1, 1)

  • Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos: mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes. (Cantar 4, 4)

  • el principio, el fin y el medio de los tiempos, los cambios de los solsticios y la sucesión de las estaciones, (Sabiduría 7, 18)

  • ¿Deseas además gran experiencia? Ella conoce el pasado y conjetura el porvenir, sabe interpretar las máximas y resolver los enigmas, conoce de antemano las señales y los prodigios, así como la sucesión de épocas y tiempos. (Sabiduría 8, 8)

  • Hagamos ya el elogio de los hombres ilustres, de nuestros padres según su sucesión. (Eclesiástico 44, 1)

  • Hubo también alianza con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, herencia real de hijo a hijo sólo, mientras la herencia de Aarón pasa a todo su linaje. (Eclesiástico 45, 25)


“Sigamos o caminho que nos conduz a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina