Talált 51 Eredmények: zarza ardiente

  • Se convertirán sus torrentes en pez, su polvo en azufre, y se hará su tierra pez ardiente. (Isaías 34, 9)

  • Por ende, ceñíos de sayal, endechad y plañid: - «¡No; no se va de nosotros la ardiente ira de Yahveh!» (Jeremías 4, 8)

  • En aquella sazón se dirá a este pueblo y a Jerusalén: - Un viento ardiente viene por el desierto, camino de la hija de mi pueblo, no para beldar, ni para limpiar. (Jeremías 4, 11)

  • Sembraron trigo, y espinos segaron, se afanaron sin provecho. Vergüenza les dan sus cosechas, por causa de la ira ardiente de Yahveh. (Jeremías 12, 13)

  • Yo decía: «No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre.» Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque yo trabajada por ahogarlo, no podía. (Jeremías 20, 9)

  • y son aniquiladas las estancias más seguras por la ardiente cólera de Yahveh. (Jeremías 25, 37)

  • Ha dejado el león su cubil, y se ha convertido su tierra en desolación ante la cólera irresistible, ante la ardiente cólera. (Jeremías 25, 38)

  • Lámed. Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta, con el que Yahveh me ha herido el día de su ardiente cólera. (Lamentaciones 1, 12)

  • No habrá más, para la casa de Israel, espina que punce ni zarza que lacere, entre todos sus vecinos que la desprecian, y se sabrá que yo soy el Señor Yahveh. (Ezequiel 28, 24)

  • Aquél que no se postre y la adore, será inmediatamente arrojado en el horno de fuego ardiente.» (Daniel 3, 6)

  • y que aquél que no se postre para adorarla sea arrojado en el horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 11)

  • ¿Estáis dispuestos ahora, cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, a postraros y adorar la estatua que yo he hecho? Si no la adoráis, seréis inmediatamente arrojados en el horno de fuego ardiente; y ¿qué dios os podrá librar de mis manos?» (Daniel 3, 15)


“A caridade é o metro com o qual o Senhor nos julgará.” São Padre Pio de Pietrelcina