Talált 2686 Eredmények: Ana

  • El hombre fue a la casa. Labán desaparejó los camellos y les dio paja y forraje; a él y a sus acompañantes les trajo agua para que se lavaran los pies. (Génesis 24, 32)

  • Mi amo me hizo prestar este juramento: No tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito, (Génesis 24, 37)

  • Comieron y bebieron él y sus acompañantes, y pasaron allí la noche. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, él dijo: "Dejadme volver a mi amo". (Génesis 24, 54)

  • Y ellos dejaron partir a su hermana Rebeca, a su nodriza, al criado de Abrahán y a sus hombres. (Génesis 24, 59)

  • Y bendijeron a Rebeca diciendo: "Tú eres nuestra hermana; ¡crece en millares de millares! ¡Que tu descendencia ocupe la puerta de sus enemigos!". (Génesis 24, 60)

  • el cual, a la edad de cuarenta años, se casó con Rebeca, hija de Betuel, el arameo de Padán Arán, y hermana de Labán. (Génesis 25, 20)

  • El Señor le respondió: "Dos naciones hay en tu seno, dos pueblos se separarán desde tus entrañas; uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor". (Génesis 25, 23)

  • Las gentes del lugar le preguntaban si Rebeca era su mujer, y él respondía que era su hermana, pues tenía miedo de decir que era su mujer; porque como Rebeca era muy bella, pensaba que aquellos hombres podían matarle. (Génesis 26, 7)

  • Cuando ya llevaba algún tiempo entre ellos, un día Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio que Isaac acariciaba a Rebeca, su mujer. (Génesis 26, 8)

  • Entonces Abimelec mandó llamar a Isaac y le dijo: "Ésta es sin duda tu mujer. ¿Por qué dijiste que era tu hermana?". Isaac respondió: "Porque pensé que a lo mejor me matarían por causa de ella". (Génesis 26, 9)

  • Y Abimelec añadió: "¿Por qué nos has hecho esto? Cualquiera habría podido acostarse con tu mujer, y habrías traído sobre nosotros un pecado". (Génesis 26, 10)

  • Abimelec vino a verle desde Guerar, acompañado de Ajuzat, su consejero, y de Picol, jefe de su ejército. (Génesis 26, 26)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina