Talált 6029 Eredmények: Dios está conmigo

  • Y oí venir del trono una voz potente que decía: "Ésta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo morará con los hombres. (Apocalipsis 21, 3)

  • Y añadió: "Está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (Apocalipsis 21, 6)

  • El vencedor heredará estas cosas; yo seré su Dios, y él será mi hijo. (Apocalipsis 21, 7)

  • Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte". (Apocalipsis 21, 8)

  • Y me llevó en espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios (Apocalipsis 21, 10)

  • con la gloria misma de Dios: su esplendor era como el de una piedra preciosísima, como el jaspe cristalino. (Apocalipsis 21, 11)

  • No vi en ella ningún templo, porque su templo es el Señor, Dios todopoderoso, y el cordero. (Apocalipsis 21, 22)

  • La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el cordero. (Apocalipsis 21, 23)

  • El ángel me mostró un río de agua viva, transparente como un cristal, que manaba del trono de Dios y del cordero. (Apocalipsis 22, 1)

  • Ya no habrá maldición alguna. El trono de Dios y del cordero estará en la ciudad, y los servidores de Dios lo adorarán; (Apocalipsis 22, 3)

  • No habrá ya noche, no tendrán ya necesidad de la luz de una lámpara ni de la del sol, porque el Señor Dios los alumbrará, y reinarán por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 22, 5)

  • Y me dijo: "Estas palabras son ciertas y auténticas, y el Señor Dios de los espíritus de los profetas ha enviado a su ángel a mostrar a sus servidores lo que va a suceder en seguida. (Apocalipsis 22, 6)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina