Talált 1381 Eredmények: Hombre

  • y les dijo: "Vosotros sabéis que a un judío le está prohibido juntarse con extranjeros y entrar en su casa. Pero Dios me ha enseñado a no llamar profano o impuro a ningún hombre; (Hechos 10, 28)

  • Cornelio respondió: "Hace cuatro días, justamente a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo orando en mi casa, cuando se presentó delante de mí un hombre con un vestido resplandeciente, (Hechos 10, 30)

  • Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Estos seis hermanos vinieron también conmigo y entramos en la casa del hombre en cuestión, (Hechos 11, 12)

  • porque era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud se unió al Señor. (Hechos 11, 24)

  • Y el pueblo gritaba: "Es un dios que habla, y no un hombre". (Hechos 12, 22)

  • que estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre prudente, el cual llamó a Bernabé y Saulo deseoso de oír la palabra de Dios. (Hechos 13, 7)

  • Después lo destituyó y les dio como rey a David, hijo de Jesé, de quien dio este testimonio: He encontrado a David, hombre de mi agrado, quien cumplirá todos mis deseos. (Hechos 13, 22)

  • En Listra había un hombre imposibilitado de los pies, sentado; cojo de nacimiento, jamás había andado. (Hechos 14, 8)

  • El Dios que ha hecho el mundo y todo l que hay en él, siendo señor del cielo y de la tierra, no habita en templos construidos por la mano del hombre. (Hechos 17, 24)

  • de un solo hombre ha hecho todo el género humano para que habite sobre toda la superficie de la tierra, determinando los tiempos y los límites de su morada, (Hechos 17, 26)

  • Pues si nosotros somos linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad es semejante a oro o plata o piedra, escultura hecha por el arte y el ingenio del hombre. (Hechos 17, 29)

  • puesto que ha establecido un día en el que ha de juzgar al universo con justicia por medio de un hombre, a quien ha designado y acreditado ante todos al resucitarlo de entre los muertos". (Hechos 17, 31)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina