Talált 34 Eredmények: Ozías

  • Hizo lo que es justo a los ojos del Señor como su padre Ozías; sólo que no entró en el templo del Señor, pero el pueblo siguió corrompido. (II Crónicas 27, 2)

  • Entre los descendientes de Jarín: Maasaías, Elías, Semayas, Yejiel y Ozías. (Esdras 10, 21)

  • que eran entonces Ozías, hijo de Miqueas, de la tribu de Simeón; Cabris, hijo de Godoniel, y Carmis, hijo de Melquiel. (Judit 6, 15)

  • Convocaron a todos los ancianos de la ciudad. Acudieron también a la asamblea los jóvenes y las mujeres. Ajior, puesto en medio del pueblo, fue interrogado por Ozías sobre lo sucedido. (Judit 6, 16)

  • Ozías lo llevó a su casa y ofreció un banquete a los ancianos. Pasaron toda la noche invocando la protección del Dios de Israel. (Judit 6, 21)

  • Entonces todo el pueblo, jóvenes, mujeres y niños, se amotinó contra Ozías y los jefes de la ciudad, clamando a grandes voces ante los ancianos: (Judit 7, 23)

  • Ozías les respondió: "Tened calma, hermanos; resistamos todavía cinco días; en estos días, nuestro Dios se compadecerá de nosotros, pues él no nos abandonará totalmente. (Judit 7, 30)

  • Judit se enteró de las duras palabras que el pueblo había dicho contra el jefe por la falta de agua. Supo también lo que había dicho Ozías y cómo había jurado entregar la ciudad a los asirios después de cinco días. (Judit 8, 9)

  • Ozías le respondió: "Todo lo que has dicho, lo has dicho con buenas intenciones, y nadie puede despreciar tus palabras. (Judit 8, 28)

  • Ozías y los jefes le dijeron: "Vete en paz, y que el Señor Dios esté contigo para vengarte de nuestros enemigos". (Judit 8, 35)

  • Se dirigieron después hacia la puerta de Betulia y hallaron junto a ella a Ozías y a los dos ancianos del pueblo, Cabris y Carmis. (Judit 10, 6)

  • Ozías decía: "Bendita seas tú, hija del Dios altísimo, entre todas las mujeres de la tierra, y bendito el Señor Dios, que creó los cielos y la tierra, y te ha guiado hasta cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. (Judit 13, 18)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina