Talált 1077 Eredmények: Palacio de David
Dos ciegos, sentados junto al camino, oyeron que pasaba Jesús, y gritaron: "¡Señor, hijo de David, ten compasión de nosotros!". (Mateo 20, 30)
La gente los reprendió para que se callasen, pero ellos gritaban con más fuerza: "¡Señor, hijo de David, ten compasión de nosotros!". (Mateo 20, 31)
Los que iban delante y detrás gritaban: ¡Viva el hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor. ¡Viva Dios altísimo! (Mateo 21, 9)
Pero los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, al ver las maravillas que hacía y a los niños que gritaban en el templo "¡Viva el hijo de David!", se indignaron y le dijeron: (Mateo 21, 15)
"¿Qué opináis del mesías? ¿De quién es hijo?". Dijeron: "De David". (Mateo 22, 42)
Él les replicó: "Pues, ¿cómo David, inspirado por el Espíritu, le llama Señor cuando dice: (Mateo 22, 43)
"Pues si el mismo David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?". (Mateo 22, 45)
Entonces se reunieron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifás, (Mateo 26, 3)
Pedro lo había seguido de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote; entró y se sentó con los criados para ver el fin. (Mateo 26, 58)
Él les respondió: "¿No habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? (Marcos 2, 25)
Al oír que pasaba Jesús el nazareno comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!". (Marcos 10, 47)
La gente le reprendía para que se callase, pero él gritaba con más fuerza: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". (Marcos 10, 48)