Talált 126 Eredmények: Preceptos

  • Dichosos los que reciben su enseñanza y son diligentes buscando sus preceptos. (Eclesiástico 18, 14)

  • La posteridad conocerá que nada hay mejor que el temor del Señor, y nada más dulce que guardar sus preceptos. (Eclesiástico 23, 27)

  • Acuérdate de los preceptos, y no odies al prójimo; acuérdate de la alianza del altísimo, y pasa por alto la ofensa. (Eclesiástico 28, 7)

  • Dispón de tu tesoro según los preceptos del altísimo, y te aprovechará más que el oro. (Eclesiástico 29, 11)

  • El que confía en la ley guarda sus preceptos, y el que confía en el Señor no será defraudado. (Eclesiástico 32, 23)

  • Más bien aconséjate de un hombre piadoso, de quien sabes que guarda los preceptos y tiene un alma afín a la tuya, pues si caes se dolerá contigo. (Eclesiástico 37, 12)

  • Le hizo oír su voz y lo introdujo en la oscuridad de la nube. Cara a cara le dio sus preceptos, que son ley de vida y de ciencia, para enseñar a Jacob su alianza y a Israel sus decretos. (Eclesiástico 45, 5)

  • Le confió sus preceptos y le dio poder para decidir sobre la ley y el derecho, para enseñar a Jacob sus mandamientos e instruir a Israel en su ley. (Eclesiástico 45, 17)

  • Y, sin embargo, hoy es el día en que todavía no han sentido arrepentimiento ni temor alguno, ni han procedido con arreglo a mi ley y mis preceptos, que yo promulgué a vosotros y a vuestros padres. (Jeremías 44, 10)

  • La causa de todo esto es que vosotros habéis quemado ofrendas pecando así contra el Señor, y no habéis escuchado su voz ni habéis caminado según su ley, sus preceptos y sus ordenanzas. Por eso os han sobrevenido todas estas desventuras, como sucede actualmente". (Jeremías 44, 23)

  • le hemos desobedecido y no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro, ni hemos seguido los preceptos que el Señor nos había puesto delante. (Baruc 1, 18)

  • Escucha, Israel, los preceptos de vida, tiende tu oído para aprender la sabiduría. (Baruc 3, 9)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina