Talált 40 Eredmények: Roboán

  • Roboán llegó a Jerusalén y convocó a la casa de Judá y de Benjamín: 180.000 hombres de guerra, para luchar contra Israel y recuperar el reino. (II Crónicas 11, 1)

  • "Di a Roboán, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas de Judá y Benjamín: (II Crónicas 11, 3)

  • Roboán se estableció en Jerusalén y reconstruyó las ciudades fuertes de Judá. (II Crónicas 11, 5)

  • De esta manera consolidaron el reino de Judá y reforzaron a Roboán, hijo de Salomón, los tres años que éste siguió el camino de David y Salomón. (II Crónicas 11, 17)

  • Roboán se casó con Majalat, hija de Yerimot, hijo de David y Abijaíl, hija de Eliab y nieta de Jesé, (II Crónicas 11, 18)

  • Roboán amó a Maacá, hija de Absalón, más que a todas las demás mujeres y concubinas. Tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, con las que tuvo veintiocho hijos y sesenta hijas. (II Crónicas 11, 21)

  • Cuando Roboán se consolidó en el reino y se sintió fuerte, abandonó la ley del Señor, y con él todo Israel. (II Crónicas 12, 1)

  • Por haber sido infieles al Señor, el año quinto del reinado de Roboán, Sesac, rey de Egipto, fue contra Jerusalén (II Crónicas 12, 2)

  • El profeta Semayas se presentó a Roboán y a los jefes de Judá, que ante el avance de Sesac se habían refugiado en Jerusalén, y les dijo: "Esto dice el Señor: Vosotros me habéis abandonado a mí, y yo a mi vez os he abandonado en manos de Sesac". (II Crónicas 12, 5)

  • El rey Roboán hizo en su lugar otros escudos de bronce, que entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real; (II Crónicas 12, 10)

  • Roboán se reafirmó en Jerusalén y continuó su reinado. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad elegida por el Señor entre todas las tribus de Israel para morada de su nombre. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. (II Crónicas 12, 13)

  • La historia de Roboán, desde el principio al fin, está escrita en las crónicas del profeta Semayas y del profeta Idó. Roboán y Jeroboán estuvieron continuamente en guerra. (II Crónicas 12, 15)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina