Talált 136 Eredmények: Salieron

  • Después de este suceso, Nicanor subió al monte Sión, y algunos sacerdotes salieron del templo para saludarlo amistosamente y mostrarle el sacrificio que ofrecían por el rey. (I Macabeos 7, 33)

  • Pero los descendientes de Jambrí salieron de Madaba, capturaron a Juan con todo el bagaje y se fueron con ello. (I Macabeos 9, 36)

  • Los judíos salieron de su escondite, se precipitaron sobre ellos y los mataron. Hubo muchas víctimas; otros huyeron al monte; ellos se apoderaron de todo lo que llevaban. (I Macabeos 9, 40)

  • Simón y los suyos salieron de la ciudad e incendiaron las máquinas. (I Macabeos 9, 67)

  • Jonatán partió para Ascalón, donde los habitantes salieron a recibirlo y le rindieron grandes honores. (I Macabeos 10, 86)

  • Llegó a Siria con palabras de paz, y los habitantes de las ciudades le abrieron las puertas y le salieron al encuentro, porque así lo había mandado Alejandro, pues era su suegro. (I Macabeos 11, 2)

  • Jonatán se puso a recorrer las ciudades de la región del otro lado del Éufrates. Todo el ejército de Siria se incorporó a él para ayudarle. Cuando llegó a Ascalón, los habitantes de la ciudad salieron a recibirle con todos los honores. (I Macabeos 11, 60)

  • los emboscados salieron de sus escondrijos y se trabó la batalla. (I Macabeos 11, 69)

  • Los que estaban en la torre móvil salieron a la ciudad, causando gran consternación. (I Macabeos 13, 44)

  • Terminada la oración, tomaron las armas y salieron de la ciudad. Cuando llegaron cerca del enemigo, se detuvieron. (II Macabeos 10, 27)

  • A un kilómetro y medio de allí, cuando marchaban contra Timoteo, salieron contra ellos más de cinco mil soldados de infantería y quinientos de caballería, árabes. (II Macabeos 12, 10)

  • Se entabló una fuerte batalla, en la cual los de Judas, con la ayuda de Dios, salieron vencedores. Aquellos árabes nómadas, al verse vencidos, pidieron la paz. Por ella se comprometían a darles ganado y ayudarles cuanto pudiesen. (II Macabeos 12, 11)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina