Talált 62 Eredmények: Siquén

  • Después el Señor mandó un espíritu de discordia entre Abimelec y los nobles de Siquén, y los nobles de Siquén se levantaron contra Abimelec, (Jueces 9, 23)

  • para que el crimen cometido contra los setenta hijos de Yerubaal y su sangre cayese sobre Abimelec, su hermano, que los había matado, y sobre los nobles de Siquén, que le dieron el poder para matar a sus hermanos. (Jueces 9, 24)

  • Los nobles de Siquén pusieron emboscadas sobre las cumbres de las montañas y asaltaban a todos los que pasaban por el camino. Y Abimelec se enteró de esto. (Jueces 9, 25)

  • Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos, vino a pasar por Siquén, y los nobles de Siquén pusieron su confianza en él; (Jueces 9, 26)

  • Entonces Gaal, hijo de Obed, dijo: "¿Qué es Abimelec y quién es Siquén para que debamos ser sus siervos? ¿No sirvió el hijo de Yerubaal y Zebul, su lugarteniente, a las gentes de Jamor, padre de Siquén? ¿Por qué, entonces, debemos servirles nosotros? (Jueces 9, 28)

  • y envió mensajeros a Abimelec para decirle: "Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos, ha llegado a Siquén y están agitando a la ciudad contra ti. (Jueces 9, 31)

  • Abimelec salió de noche con toda su gente, y se pusieron en emboscada frente a Siquén en cuatro bandos. (Jueces 9, 34)

  • Salió Gaal a la cabeza de los nobles de Siquén y entabló batalla con Abimelec. (Jueces 9, 39)

  • Abimelec se quedó en Arumá, y Zebul echó de Siquén a Gaal y a sus hermanos. (Jueces 9, 41)

  • Al día siguiente los de Siquén se echaron al campo. Cuando Abimelec lo supo, (Jueces 9, 42)

  • Cuando los nobles de Torre Siquén lo supieron, se refugiaron en la cripta del templo de El Berit. (Jueces 9, 46)

  • Toda la tropa cortó una rama; siguieron a Abimelec, amontonaron las ramas sobre la cripta del templo y les prendieron fuego. Y perecieron todos los de Torre Siquén, alrededor de mil entre hombres y mujeres. (Jueces 9, 49)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina