Talált 96 Eredmények: Terror

  • Se estremecen en Sión los pecadores, el terror invade a los criminales. ¿Quién de nosotros podrá resistir ante el fuego abrasador; quién resistirá estas llamas eternas? (Isaías 33, 14)

  • Tu corazón recordará los días de terror: "¿Dónde está el que hacía cuentas, dónde el que pesaba el dinero, dónde el que contaba las torres?". (Isaías 33, 18)

  • No salgáis a los campos, no andéis por los caminos; pues allí está la espada del enemigo, terror por todas partes. (Jeremías 6, 25)

  • Esperábamos la paz, y no ha llegado bien alguno; el tiempo de la curación, y he aquí el terror. (Jeremías 8, 15)

  • Sus viudas son más numerosas que la arena del mar. Sobre las madres de jóvenes guerreros he traído, en pleno día, al devastador; hago caer sobre ellas de repente terror y espanto. (Jeremías 15, 8)

  • No me seas causa de terror, tú, mi refugio, en el día de la desgracia. (Jeremías 17, 17)

  • Al día siguiente Pasjur mandó sacar a Jeremías del cepo, y Jeremías le dijo: "El Señor no te llama Pasjur, sino "Terror por todas partes"; (Jeremías 20, 3)

  • pues esto dice el Señor: Te voy a entregar al terror, a ti y a todos tus amigos: caerán bajo la espada de sus enemigos ante tus propios ojos. Y a todo Judá la entregaré en poder del rey de Babilonia, que los deportará a Babilonia y los matará a espada. (Jeremías 20, 4)

  • Pues he escuchado la calumnia de la gente: "¡Terror por todas partes! ¡Anunciadlo, anunciémoslo!". Todos los que eran mis amigos me espiaban a ver si daba un paso en falso: "¡Quizás se deje seducir; nosotros lo venceremos y nos vengaremos de él!". (Jeremías 20, 10)

  • Esto dice el Señor: Un grito de terror se ha oído, espanto, que no paz. (Jeremías 30, 5)

  • Tú sacaste a tu pueblo Israel de Egipto, entre maravillas y prodigios, con la fuerza de tu mano, y desplegando tu poder e infundiendo gran terror. (Jeremías 32, 21)

  • ¿Qué veo? Están asustados, retroceden; los más valientes son despedazados, huyen a la desbandada sin volver la cabeza. ¡Terror por todas partes! -dice el Señor-. (Jeremías 46, 5)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina