Talált 87 Eredmények: Vestiduras

  • Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que habían estado entre los exploradores de la tierra, se rasgaron las vestiduras (Números 14, 6)

  • Josué rasgó sus vestiduras y se postró rostro en tierra delante del arca del Señor hasta la tarde, y con él los ancianos de Israel; todos se echaron polvo sobre sus cabezas. (Josué 7, 6)

  • Cuando la vio, rasgó sus vestiduras y gritó: "¡Ah, hija mía, infortunado de mí! Tú eres la causa de mi desgracia, pues he hecho una promesa al Señor y no puedo desdecirme". (Jueces 11, 35)

  • Entonces David se rasgó las vestiduras, y todos los que estaban con él hicieron lo mismo. (II Samuel 1, 11)

  • David dijo a Joab y a los que estaban con él: "Rasgad vuestras vestiduras, vestíos de saco y guardad luto por Abner". Y el rey David iba detrás del féretro. (II Samuel 3, 31)

  • Entonces el rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se echó por tierra. Y todos sus servidores que estaban con él rasgaron también sus vestiduras. (II Samuel 13, 31)

  • Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ayunó. Se acostaba con el cilicio y andaba muy afligido. (I Reyes 21, 27)

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras regias en la explanada, y ante ellos todos los profetas en trance de profetizar. (I Reyes 22, 10)

  • Eliseo le veía y gritaba: "¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!". Y cuando dejó de verle, agarró sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos. (II Reyes 2, 12)

  • Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras y exclamó: "¿Es que soy yo un dios para dar la muerte y la vida, que este me manda a un hombre para que lo cure de la lepra? Fijaos bien, y veréis que anda buscando pretextos contra mí". (II Reyes 5, 7)

  • Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le mandó a decir: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que en Israel hay un profeta". (II Reyes 5, 8)

  • Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestiduras y, como pasaba sobre la muralla, la gente vio que llevaba interiormente el cilicio a raíz de la carne. (II Reyes 6, 30)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina