Talált 5031 Eredmények: alimento para el alma

  • Para esto se anunció el evangelio a los muertos, para que los encadenados en la carne por los hombres vivan según Dios en el espíritu. (I Pedro 4, 6)

  • al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria. (I Pedro 4, 13)

  • no como dictadores, sino como modelos para el rebaño. (I Pedro 5, 3)

  • Humillaos, pues bajo la poderosa mano de Dios, para que os ensalce a su debido tiempo. (I Pedro 5, 6)

  • Por medio de Silvano, a quien tengo por un fiel hermano vuestro, os he escrito estas pocas palabras para exhortaros y aseguraros que la gracia de Dios, en la cual vosotros os mantenéis firmes, es la verdadera (I Pedro 5, 12)

  • El poder divino nos ha otorgado todo lo necesario para la vida y la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado por su propia gloria y su grandeza. (II Pedro 1, 3)

  • Por ellos hemos entrado en posesión de las más ricas y preciosas promesas para hacernos así partícipes de la naturaleza divina, una vez que hayamos escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de las pasiones. (II Pedro 1, 4)

  • Pero me esforzaré para que en todo tiempo, después de mi partida, podáis tener presentes estas cosas. (II Pedro 1, 15)

  • condenó a la destrucción y redujo a cenizas las ciudades de Sodoma y Gomorra para que sirviesen de ejemplo a todos los que en el futuro practicaran la injusticia, (II Pedro 2, 6)

  • ya que, viéndose obligado a habitar en medio de ellos, este justo sentía torturada su alma inocente día tras día a causa de las obras perversas que veía y oía...). (II Pedro 2, 8)

  • El Señor sabe librar a los piadosos de la tentación y reservar a los criminales para ser castigados el día del juicio, (II Pedro 2, 9)

  • En cambio, la misma palabra de Dios tiene reservados y guardados los cielos y la tierra actuales para el día del juicio y de la perdición de los malhechores. (II Pedro 3, 7)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina