Talált 23 Eredmények: alrededores
Levantaron el campamento, y un terror divino cayó sobre las ciudades de los alrededores, por lo que nadie persiguió a los hijos de Jacob. (Génesis 35, 5)
El pueblo estuvo recogiendo codornices todo el día, toda la noche y todo el día siguiente; el que menos, recogió diez montones, y las pusieron a secar en los alrededores del campamento. (Números 11, 32)
Al oír sus gritos, todos los israelitas que se encontraban en los alrededores huyeron, pues decían: "No sea que la tierra nos trague también a nosotros". (Números 16, 34)
Exploraron los alrededores de Betel, llamada antiguamente Luz. (Jueces 1, 23)
La mano del Señor descargó sobre los de Asdod y sus alrededores, los llenó de espanto y los afligió con tumores. (I Samuel 5, 6)
Menajén devastó a Tapúaj y todo lo que había en ella y en sus alrededores desde Tirsá, porque no le habían abierto las puertas de la ciudad; además rajó el vientre a todas las embarazadas. (II Reyes 15, 16)
Pasaban la noche en los alrededores de la casa de Dios, pues estaban encargados de custodiarla y de abrir sus puertas cada mañana. (I Crónicas 9, 27)
Más aún, desde los alrededores inmediatos hasta las lejanas tribus de Isacar, Dan y Neftalí venían a Hebrón con asnos, camellos, mulos y bueyes con pan, harina, higos, pasas, vino, aceite, ganado mayor y menor en abudancia, pues era fiesta en Israel. (I Crónicas 12, 41)
Acudieron los cantores levitas de los alrededores de Jerusalén, de las aldeas de Netofat, (Nehemías 12, 28)
Los de las ciudades y pueblos de los alrededores lo recibieron con coronas y danzando al son del tamboril. (Judit 3, 7)
recorrió todo el territorio de Judea y sus alrededores y se vengó de aquellos traidores, impidiéndoles realizar correrías por el país. (I Macabeos 7, 24)
Cuando se acercó a Asdod le mostraron el templo de Dagón incendiado, Asdod y sus alrededores destruidos, los cadáveres abandonados y los restos calcinados de todos los que Jonatán había quemado en la guerra, pues habían hecho montones a lo largo del recorrido del rey. (I Macabeos 11, 4)