Talált 147 Eredmények: animales puros

  • Si alguno de estos animales cae muerto dentro de una vasija de barro, lo que hay en ella quedará impuro y la vasija deberá romperse. (Levítico 11, 33)

  • Cualquier objeto sobre el que caigan los cadáveres de estos animales quedará impuro; horno y hornillo serán destruidos, porque son impuros, y como tales deben ser tratados. (Levítico 11, 35)

  • Sin embargo, las fuentes, las cisternas y los embalses de agua permanecerán puros; pero el que toque el cuerpo muerto será impuro. (Levítico 11, 36)

  • Si se muere uno de los animales que os sirven de alimento, quien toque el cadáver quedará impuro hasta la tarde; (Levítico 11, 39)

  • Ésta es la ley sobre los animales terrestres, las aves, los animales acuáticos y los reptiles, (Levítico 11, 46)

  • para que sepáis distinguir entre puro e impuro, entre los animales comestibles y los no comestibles". (Levítico 11, 47)

  • Tal es la ley para los casos de lepra en un vestido, de lana o de lino, de tela o de punto, o en cualquier objeto de cuero, cuando se trata de declararlos puros o impuros". (Levítico 13, 59)

  • Separad también vosotros los animales puros de los impuros, las aves puras de las impuras, y no os contaminéis con animal alguno, ave o reptil que se arrastra sobre la tierra, animales que yo os he señalado como impuros. (Levítico 20, 25)

  • Habrá paz en el país y nadie turbará vuestro sueño. Haré desaparecer de en medio de vosotros a los animales dañinos, y la espada enemiga no pasará vuestras fronteras. (Levítico 26, 6)

  • "Si el voto se refiere a animales que pueden ser presentados como ofrenda al Señor, entonces todo animal ofrecido en voto al Señor es sagrado; (Levítico 27, 9)

  • Si se trata de animales impuros, que no pueden ser presentados como ofrenda al Señor, cualquiera que sea el animal, será llevado al sacerdote, (Levítico 27, 11)

  • Pero si se trata de animales impuros, serán rescatados al precio que se valoren, más una quinta parte; si no fuera rescatado, será vendido al precio que se haya valorado. (Levítico 27, 27)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina