Talált 713 Eredmények: castigo de Egipto

  • Anda; yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas. (Exodo 3, 10)

  • Moisés dijo al Señor: "¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?". (Exodo 3, 11)

  • Dios le dijo: "Yo estaré contigo, y ésta será la señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, adoraréis a Dios sobre este monte". (Exodo 3, 12)

  • "Anda, reúne a los ancianos de Israel y diles: El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: Os he visitado y he visto lo que se os hace en Egipto. (Exodo 3, 16)

  • He determinado sacaros de la opresión de Egipto a la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del fereceo, del heveo y del jebuseo; tierra que mana leche y miel. (Exodo 3, 17)

  • Ellos escucharán tu voz. Tú con los ancianos de Israel irás al rey de Egipto y le diréis: El Señor, Dios de los hebreos, se nos ha aparecido; déjanos ir a tres días de camino por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios. (Exodo 3, 18)

  • Yo sé bien que el rey de Egipto no os dejará ir a no ser a la fuerza. (Exodo 3, 19)

  • Pero yo extenderé mi mano y castigaré a Egipto con todos mis prodigios, que haré en medio de ellos; después de lo cual, os dejará salir. (Exodo 3, 20)

  • Moisés volvió a casa de Jetró, su suegro, y le dijo: "Déjame marchar y volver a mis hermanos, que están en Egipto, para ver si todavía están vivos". Jetró le dijo: "Vete en paz". (Exodo 4, 18)

  • El Señor había dicho a Moisés en Madián: "Anda, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los que querían matarte". (Exodo 4, 19)

  • Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los montó en un asno y se fue a Egipto, llevando en su mano el bastón de Dios. (Exodo 4, 20)

  • El Señor le dijo: "En el camino hacia Egipto recuerda los prodigios que he puesto en tu mano y que tienes que hacer delante del Faraón. Yo endureceré su corazón de modo que no dejará salir al pueblo. (Exodo 4, 21)


“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina