Talált 944 Eredmények: ciudad santa

  • Todos los que pasaban por las puertas de su ciudad escucharon a Jamor y a su hijo Siquén, y todos los varones fueron circuncidados. (Génesis 34, 24)

  • Al tercer día, cuando el dolor era más fuerte, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, entraron a mansalva en la ciudad y mataron a todos los varones. (Génesis 34, 25)

  • Los hijos de Jacob acometieron a todos los heridos y saquearon la ciudad por haber deshonrado a su hermana. (Génesis 34, 27)

  • Se apoderaron de sus ovejas, vacas y asnos, de todo cuanto había en la ciudad y en el campo y de todos sus bienes; (Génesis 34, 28)

  • Jacob llegó a casa de Isaac, su padre, en Mambré, a la ciudad de Arba, o sea Hebrón, donde habitaron Abrahán e Isaac. (Génesis 35, 27)

  • Murió Jusán y le sucedió Hadad, hijo de Bedad, que derrotó a Madián en los campos de Moab; el nombre de su ciudad era Avit. (Génesis 36, 35)

  • Apenas habían salido de la ciudad, de la que no estaban lejos, cuando José dijo a su mayordomo: "Levántate, sigue a esos hombres, dales alcance y diles: ¿Por qué habéis devuelto mal por bien? (Génesis 44, 4)

  • Ellos se rasgaron sus vestidos, volvieron a cargar sus sacos, cada uno el suyo, y regresaron a la ciudad. (Génesis 44, 13)

  • Dios le dijo: "No te acerques. Descálzate, porque el lugar en que estás es tierra santa". (Exodo 3, 5)

  • Moisés respondió: "En cuanto salga de la ciudad levantaré al Señor mis manos, cesarán los truenos y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es del Señor. (Exodo 9, 29)

  • Salió Moisés de la presencia del Faraón, fuera de la ciudad, y extendió sus manos al Señor. Los truenos y el granizo cesaron y no hubo más lluvias sobre la tierra. (Exodo 9, 33)

  • El día primero y el día séptimo tendréis asamblea santa. En ellos no haréis trabajo alguno. Solamente podréis preparar la comida que vayáis a tomar. (Exodo 12, 16)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina