Talált 876 Eredmények: ciudad

  • Hermanos, cuando llegué a vuestra ciudad, llegué anunciándoos el misterio de Dios no con alardes de elocuencia o de sabiduría; (I Corintios 2, 1)

  • incontables viajes con peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en los desiertos, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos; (II Corintios 11, 26)

  • En Damasco, el gobernador del rey Aretas montó guardia en la ciudad de los damascenos para prenderme, (II Corintios 11, 32)

  • Porque él esperaba la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. (Hebreos 11, 10)

  • Ellos, en cambio, aspiraban a una patria mejor, es decir, celeste. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de llamarse "su Dios", porque les ha preparado una ciudad. (Hebreos 11, 16)

  • Vosotros, en cambio, os habéis acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, a millares de ángeles, a la asamblea festiva, (Hebreos 12, 22)

  • Por eso también Jesucristo, para santificar al pueblo por su propia sangre, murió fuera de la ciudad. (Hebreos 13, 12)

  • Porque no tenemos aquí abajo ciudad permanente, sino que buscamos la futura. (Hebreos 13, 14)

  • Y ahora vosotros, los que decís: "Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y pasaremos allí el año, negociando y ganando dinero"; (Santiago 4, 13)

  • Sé dónde vives. Allí está el trono de Satanás; pero permaneces fiel a mi nombre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de Antipas, mi fiel testigo, al que mataron en vuestra ciudad, donde vive Satanás. (Apocalipsis 2, 13)

  • Al vencedor le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva Jerusalén, que baja del cielo de junto a mi Dios- y mi nombre nuevo. (Apocalipsis 3, 12)

  • pero el patio exterior del templo déjalo, no lo midas; porque ha sido entregado a los paganos, que pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. (Apocalipsis 11, 2)


“A oração é a efusão de nosso coração no de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina