Talált 482 Eredmények: columna de fuego

  • Esto es lo que te corresponderá de las cosas consagradas, no consumidas por el fuego: todas las ofrendas que me hagan los israelitas, las ofrendas de harina, los sacrificios por el pecado y los sacrificios de reconciliación; estas cosas consagradas son para ti y tus hijos. (Números 18, 9)

  • El sacerdote tomará madera de cedro, hisopo y púrpura, y lo echará en medio del fuego donde se quema la novilla. (Números 19, 6)

  • ha salido un fuego de Jesbón y una llama de la ciudad de Sijón: ha devorado a Ar de Moab, ha consumido las alturas del Arnón. (Números 21, 28)

  • cuando la tierra abrió sus fauces y se los tragó con Coré; perecieron al mismo tiempo sus secuaces, cuando el fuego devoró a los 250 hombres, para que sirviesen de escarmiento. (Números 26, 10)

  • Nadab y Abihú murieron cuando ofrecían ante el Señor un fuego profano. (Números 26, 61)

  • todo lo que puede resistir el fuego, pasadlo por el fuego, y será puro después de haber sido lavado también con el agua de purificación. Lo que no resista al fuego, lavadlo con agua. (Números 31, 23)

  • el cual iba delante de vosotros para buscaros lugares en que acampar. De noche os señalaba el camino con fuego y de día con una nube". (Deuteronomio 1, 33)

  • Entonces el Señor os habló de en medio del fuego. Vosotros oíais el rumor de las palabras, pero no veíais figura alguna; solamente oíais una voz. (Deuteronomio 4, 12)

  • "¡Tened cuidado! El día que os habló el Señor desde el fuego en el Horeb no visteis figura alguna; (Deuteronomio 4, 15)

  • porque el Señor, tu Dios, es fuego abrasador, Dios celoso. (Deuteronomio 4, 24)

  • ¿Hay pueblo que haya oído la voz de su Dios hablar en medio del fuego, como la has oído tú, y quede todavía con vida? (Deuteronomio 4, 33)

  • Desde el cielo te habló para enseñarte, y sobre la tierra te ha hecho ver su gran fuego y, de en medio del fuego, has oído sus palabras. (Deuteronomio 4, 36)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina