Talált 59 Eredmények: decís

  • Enviad uno de vosotros a buscar a vuestro hermano y los demás quedad prisioneros. Así se comprobarán vuestras palabras, y se verá si decís o no verdad. Si no, ¡vive el Faraón, que sois espías!". (Génesis 42, 16)

  • Él dijo: "Bien, sea como decís: aquel en cuyo poder encuentre la copa será mi esclavo, pero todos los demás podréis marchar". (Génesis 44, 10)

  • El Faraón replicó: "Sois unos holgazanes, auténticos holgazanes, y por eso decís: Vayamos y ofrezcamos sacrificios al Señor. (Exodo 5, 17)

  • Ella respondió: "Sea como decís". Los despidió y se fueron. Y ella ató la cinta de color escarlata en la ventana. (Josué 2, 21)

  • Y si me decís: Confiamos en el Señor, nuestro Dios, ¿no es aquel cuyas colinas y cuyos altares ha suprimido Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: Sólo debéis postraros ante este altar en Jerusalén? (II Reyes 18, 22)

  • Si, pasados estos días, no llegara ningún socorro, haré lo que decís". (Judit 7, 31)

  • Y vosotros me decís: "¿Cómo le abatiremos? ¿Qué pretexto hallaremos contra él?". (Job 19, 28)

  • Decís: "¿En qué ha parado la casa del poderoso? ¿En qué la tienda que habitan los malvados?". (Job 21, 28)

  • Vosotros decís: Hemos firmado un pacto con la muerte, con el abismo hemos hecho un pacto: cuando pase el azote destructor, no nos alcanzará, porque hemos puesto en la mentira nuestro abrigo, nuestro refugio en el engaño. (Isaías 28, 15)

  • y luego venís a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y decís: "Ya estamos seguros", para continuar aún cometiendo todos esos crímenes! (Jeremías 7, 10)

  • A ti me dirijo, moradora del valle, roca de la llanura -dice el Señor-, a vosotros que decís: "¿Quién podrá asaltarnos y penetrar en nuestros refugios?". (Jeremías 21, 13)

  • Pero si decís: "Carga del Señor"; entonces el Señor dirá: "Puesto que vosotros repetís la expresión "¡Carga del Señor!", siendo así que yo os he prohibido usarla, (Jeremías 23, 38)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina