Talált 83 Eredmények: descendiente de Jesé

  • Un gigante, descendiente de Rafá, que tenía una lanza que pesaba unos treinta kilos y ceñía una espada nueva, decía que iba a matar a David. (II Samuel 21, 16)

  • Hubo otra batalla en Gob contra los filisteos, en la que Sibecay, el jusatita, mató a Saf, un descendiente de los gigantes. (II Samuel 21, 18)

  • Se dio otra batalla en Gat, donde había un gigante que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad. También éste era descendiente de los gigantes. (II Samuel 21, 20)

  • Éstas son las últimas palabras de David: "Oráculo de David, hijo de Jesé; oráculo del hombre enaltecido, del ungido del Dios de Jacob, del cantor de los cánticos de Israel. (II Samuel 23, 1)

  • Los israelitas, al ver que el rey no les había hecho caso, le replicaron: "¿Qué tenemos que ver nosotros con David? ¡No tenemos ninguna heredad en común con el hijo de Jesé! ¡Cada uno a sus casas, Israel! Mira tú ahora por tu casa, David". Y los israelitas se fueron a sus casas. (I Reyes 12, 16)

  • Booz engendró a Obed; Obed engendró a Jesé; (I Crónicas 2, 12)

  • Jesé engendró a Eliab, su primogénito; a Abinadab, el segundo, a Simeá, el tercero; (I Crónicas 2, 13)

  • No consultó al Señor, que le hizo morir, transfiriendo el reino a David, hijo de Jesé. (I Crónicas 10, 14)

  • El espíritu se apoderó de Amasay, jefe de los treinta, que dijo: "¡Somos tuyos, David. Estamos contigo, hijo de Jesé. La paz, la paz contigo y con los tuyos, porque tu ayuda es Dios!". David los recibió y los puso entre los jefes de tropa. (I Crónicas 12, 19)

  • pues cuando llegues al término de tus días y descanses con tus padres haré surgir un descendiente tuyo, que saldrá de tus entrañas y lo confirmaré en el reino. (I Crónicas 17, 11)

  • Después de esto continuó la guerra en Guézer contra los filisteos. Fue entonces cuando Sibecay, el jusatita, mató a Sipay, un descendiente de los gigantes. Los filisteos quedaron sometidos. (I Crónicas 20, 4)

  • Se dio otra batalla en Gat, donde había un gigante que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad. También éste era descendiente de los gigantes. (I Crónicas 20, 6)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina