Talált 186 Eredmények: descendientes de Leví

  • Por eso Leví no tiene parte ni heredad entre sus hermanos: el Señor es su heredad, como el Señor mismo le dijo. (Deuteronomio 10, 9)

  • Sin embargo, sólo se unió con tus padres, y esto por amor; y después de ellos eligió a sus descendientes, vosotros mismos, entre todas las naciones, hasta el día de hoy. (Deuteronomio 10, 15)

  • Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad como los demás israelitas; vivirán de las carnes de los sacrificios y del patrimonio del Señor. (Deuteronomio 18, 1)

  • ni el mestizo ni sus descendientes, aun de la décima generación; (Deuteronomio 23, 3)

  • ni el amonita, ni el moabita, ni sus descendientes, aun de la décima generación, y esto para siempre, (Deuteronomio 23, 4)

  • Cuando hayáis pasado el Jordán, se pondrán en el monte Garizín las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín para pronunciar la bendición al pueblo. (Deuteronomio 27, 12)

  • él enviará sobre ti y tus descendientes plagas terribles, grandes y continuas calamidades. (Deuteronomio 28, 59)

  • El Señor, tu Dios, circuncidará tu corazón y el de tus descendientes para que le ames con todo tu corazón y toda tu alma, y así vivas. (Deuteronomio 30, 6)

  • Pero cuando caigan sobre ellos innumerables sufrimientos y desgracias, este cántico servirá de testimonio contra ellos, pues sus descendientes no lo habrán olvidado. Yo conozco las malas inclinaciones que ya hoy tiene, aun antes de entrar en la tierra que les prometí con juramento". (Deuteronomio 31, 21)

  • De Leví dijo: Da a Leví tus urim y tus tummim a la tribu favorita, a la que probaste en Masá, con la que reñiste en las aguas de Meribá. (Deuteronomio 33, 8)

  • Sólo a la tribu de Leví no se le dio heredad; el Señor, Dios de Israel, fue su heredad, como él se lo había dicho. (Josué 13, 14)

  • Moisés no dio heredad alguna a la tribu de Leví, porque el Señor, Dios de Israel, es su heredad, según él les había dicho. (Josué 13, 33)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina