Talált 2052 Eredmények: entrada en la tierra

  • cayó a tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". (Hechos 9, 4)

  • vio el cielo abierto y un objeto a modo de un gran lienzo, que colgado de las cuatro puntas descendía hacia la tierra; (Hechos 10, 11)

  • en él había toda clase de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo. (Hechos 10, 12)

  • Se levantó uno de ellos, llamado Agabo, y, movido por el Espíritu, anunció que iba a sobrevenir sobre toda la tierra una gran escasez. Fue la que vino en tiempo de Claudio. (Hechos 11, 28)

  • y después de haber destruido a siete naciones en tierra de Canaán, les dio la posesión de sus tierras (Hechos 13, 19)

  • Así nos lo mandó el Señor: Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra". (Hechos 13, 47)

  • El sacerdote de Júpiter, que estaba a la entrada de la ciudad, llevó toros adornados con guirnaldas ante las puertas, y, en unión de la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio. (Hechos 14, 13)

  • "Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos hombres como vosotros, que hemos venido a anunciaros que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo, que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. (Hechos 14, 15)

  • El Dios que ha hecho el mundo y todo l que hay en él, siendo señor del cielo y de la tierra, no habita en templos construidos por la mano del hombre. (Hechos 17, 24)

  • de un solo hombre ha hecho todo el género humano para que habite sobre toda la superficie de la tierra, determinando los tiempos y los límites de su morada, (Hechos 17, 26)

  • Nosotros zarpamos con tiempo suficiente rumbo a Aso, donde teníamos que recoger a Pablo, pues él había decidido hacer el viaje por tierra. (Hechos 20, 13)

  • Caí a tierra, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (Hechos 22, 7)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina