Talált 243 Eredmények: filisteos derrotados

  • Saúl consultó a Dios: "¿Debo bajar contra los filisteos? ¿Los pondrás en manos de Israel?". Pero aquel día no le respondió. (I Samuel 14, 37)

  • Saúl dejó de perseguir a los filisteos, y los filisteos regresaron a su país. (I Samuel 14, 46)

  • Una vez que Saúl tomó posesión del reino de Israel, hizo la guerra a todos sus enemigos de alrededor: Moab, los amonitas, Edón, el rey de Sobá y los filisteos. Y siempre salía victorioso. (I Samuel 14, 47)

  • Durante toda la vida de Saúl hubo una guerra encarnizada contra los filisteos. Saúl se hacía con todos los hombres fuertes y valientes que veía. (I Samuel 14, 52)

  • Los filisteos reunieron sus tropas para la guerra; se concentraron en Soco, que pertenece a Judá, y pusieron su campamento entre Soco y Azeca, en Efes Damín. (I Samuel 17, 1)

  • Saúl y los israelitas se reunieron también, acamparon en el valle del Terebinto y se pusieron en orden de batalla frente a los filisteos. (I Samuel 17, 2)

  • Por un lado estaban los filisteos en la montaña, y al lado opuesto estaban los de Israel; había un valle entre ellos. (I Samuel 17, 3)

  • Entonces salió de las filas de los filisteos un campeón llamado Goliat, de Gat, cuya estatura era de unos tres metros. (I Samuel 17, 4)

  • Ellos están con Saúl y con todos los israelitas en el valle del Terebinto luchando con los filisteos". (I Samuel 17, 19)

  • Los israelitas y los filisteos se dispusieron en orden de batalla, ejército contra ejército. (I Samuel 17, 21)

  • Cuando estaba hablando con ellos, el campeón, llamado Goliat, de Gat, salió de las filas de los filisteos y repitió las mismas palabras. David las oyó. (I Samuel 17, 23)

  • Hoy el Señor te entregará en mis manos, te mataré, te cortaré la cabeza y hoy mismo daré tu cadáver y los cadáveres de los ejércitos filisteos, a las aves del cielo y a las bestias del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel, (I Samuel 17, 46)


“Quanto mais se caminha na vida espiritual, mais se sente a paz que se apossa de nós.” São Padre Pio de Pietrelcina