Talált 346 Eredmények: guerra santa

  • El Señor avanza como un héroe, como un guerrero excita su valor; lanza el grito de guerra, el alarido, marcha poderoso contra sus enemigos. (Isaías 42, 13)

  • Por eso derramó sobre él el ardor de su cólera y los horrores de la guerra. ¡Rodeado de llamas, no ha entendido; abrasado, no ha prestado atención! (Isaías 42, 25)

  • Pues lleváis el nombre de la ciudad santa y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor todopoderoso. (Isaías 48, 2)

  • Despierta, despierta, vístete de tu fuerza, Sión; ponte tus vestidos más espléndidos, Jerusalén, ciudad santa. Pues ya no volverá a entrar en ti el incircunciso ni el impuro. (Isaías 52, 1)

  • Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido. (Isaías 57, 15)

  • Mira desde el cielo y contempla, desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde está tu celo y tu poder, la conmoción de tus entrañas? ¡Ah, no reprimas tu piedad, (Isaías 63, 15)

  • Israel era la posesión santa del Señor, las primicias de su cosecha; todo el que comía de ella lo pagaba, la desgracia caía sobre él, dice el Señor. (Jeremías 2, 3)

  • ¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! ¡Cómo sufro! ¡Entretelas de mi corazón! El corazón se me salta; ya no puedo callarme porque he oído el sonido del clarín, el clamor de guerra. (Jeremías 4, 19)

  • Preparad la guerra contra ella. ¡En pie! ¡Vayamos al asalto en pleno mediodía! ¡Ay de vosotros, que ya el día declina y se extienden las sombras del crepúsculo! (Jeremías 6, 4)

  • ¡Entrega, pues, a sus hijos al hambre, abandónalos a merced de la espada! ¡Quédense sus mujeres sin hijos y sin marido! ¡Mueran de peste sus hombres, y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra! (Jeremías 18, 21)

  • ¡Sea ese hombre como las ciudades que el Señor destruyó sin compasión! ¡Oiga el grito de alarma por la mañana, el alarido de guerra al mediodía! (Jeremías 20, 16)

  • "Consulta al Señor acerca de nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra. Tal vez el Señor renueve en favor nuestro todas sus maravillas y nuestro enemigo se aleje de nosotros". (Jeremías 21, 2)


“Padre, eu não acredito no inferno – falou um penitente. Padre Pio disse: Acreditará quando for para lá?” São Padre Pio de Pietrelcina