Talált 86 Eredmények: huesos

  • En aquel tiempo -dice el Señor- sacarán de sus sepulcros los huesos de los reyes de Judá, los de los príncipes, los de los sacerdotes, los de los profetas y los de los habitantes de Jerusalén. (Jeremías 8, 1)

  • Yo me decía: No pensaré más en él, no hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador encerrado en mis huesos; me he agotado en contenerlo y no lo he podido soportar. (Jeremías 20, 9)

  • Oveja descarriada era Israel, acosada por leones. Primero la devoró el rey de Asiria; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le ha quebrado los huesos. (Jeremías 50, 17)

  • Desde lo alto lanzó un fuego, lo ha vertido en mis huesos; tendió una red ante mis pies y me ha hecho caer; me ha dejado desolada, todo el día sufriendo. (Lamentaciones 1, 13)

  • Ha consumido mi carne y mi piel y ha roto mis huesos. (Lamentaciones 3, 4)

  • Su rostro ahora es más oscuro que negrura, no se les reconoce por las calles; su piel está pegada a los huesos, seca como madera. (Lamentaciones 4, 8)

  • Pero nosotros no hicimos caso de tu invitación de servir al rey de Babilonia; y tú entonces has cumplido tus amenazas pronunciadas por medio de tus siervos los profetas; esto es, que los huesos de nuestros reyes y de nuestros padres serían sacados de sus sepulcros. (Baruc 2, 24)

  • pondré los cadáveres de los israelitas delante de sus ídolos y esparciré vuestros huesos alrededor de vuestros altares. (Ezequiel 6, 5)

  • Pon luego trozos de carne, trozos buenos, pierna y costilla; llénala de los huesos mejores. (Ezequiel 24, 4)

  • Toma lo más selecto del rebaño. Apila debajo leña; hazla hervir a borbotones, de modo que hasta los huesos se cuezan. (Ezequiel 24, 5)

  • Apila la leña, enciende el fuego, cuece la carne, quita el caldo, para que los huesos se abrasen. (Ezequiel 24, 10)

  • No yacen con los héroes caídos de antiguo, que bajaron al abismo con sus armas de guerra, cuyas espadas les fueron puestas bajo la cabeza y los escudos debajo de sus huesos, porque el terror de los héroes campeaba en la tierra de los vivos. (Ezequiel 32, 27)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina