Talált 269 Eredmények: justo

  • Los malvados recibirán el castigo que merecen sus pensamientos por haber despreciado al justo y apartarse del Señor. (Sabiduría 3, 10)

  • Pero el justo, si muere prematuramente, descansará en paz. (Sabiduría 4, 7)

  • La muerte del justo condena la vida del malvado; la juventud tempranamente acabada, la larga vejez del injusto. (Sabiduría 4, 16)

  • Entonces el justo estará en pie con gran seguridad frente a los que lo oprimieron y menospreciaron sus fatigas. (Sabiduría 5, 1)

  • Cuando por culpa de él el agua inundó la tierra, ella le salvó de nuevo, llevando al justo a través de las aguas sobre un simple leño. (Sabiduría 10, 4)

  • Cuando las naciones unánimes en su perversidad fueron confundidas, ella fue quien puso los ojos en el justo, lo conservó irreprochable ante Dios y lo sostuvo fuerte por encima del entrañable amor a su hijo. (Sabiduría 10, 5)

  • Ella, mientras eran exterminados los malvados, salvó al justo, que huía del fuego caído sobre las cinco ciudades. (Sabiduría 10, 6)

  • Ella guió por senderos rectos al justo, que huía de la ira de su hermano; le mostró el reino de Dios y le dio conocimiento de las cosas santas; le hizo prosperar en sus fatigas y multiplicó el fruto de sus trabajos; (Sabiduría 10, 10)

  • No desamparó al justo que había sido vendido, y lo libró de caer en el pecado. (Sabiduría 10, 13)

  • Tú eres justo y gobiernas el universo con justicia, y consideras incompatible con tu poder condenar a un hombre que no merezca ser castigado. (Sabiduría 12, 15)

  • Enseñaste a tu pueblo con este modelo de obrar que el justo debe ser humano, y diste buenas esperanzas a tus hijos de que, después del pecado, das lugar al arrepentimiento. (Sabiduría 12, 19)

  • Un justo destino los arrastraba a este extremo, haciéndoles olvidar el pasado, para que colmasen el castigo que faltaba a sus suplicios: (Sabiduría 19, 4)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina