Talált 14 Eredmények: limpia

  • Ofrecen diariamente holocaustos al Señor, mañana y tarde, queman perfumes aromáticos, ponen los panes de la proposición sobre la mesa limpia y encienden todas las tardes el candelabro de oro con sus lámparas; seguimos cumpliendo las disposiciones del Señor, nuestro Dios, que vosotros habéis abandonado. (II Crónicas 13, 11)

  • Tal es la conducta de la mujer adúltera: ella come, luego se limpia la boca y dice: "No he hecho nada malo". (Proverbios 30, 20)

  • Aunque se muestre humilde y obsequioso, ponte sobre aviso y guárdate de él. Haz con él como quien limpia un espejo y verás que no estaba todavía totalmente oxidado. (Eclesiástico 12, 11)

  • Al que se limpia del contacto de un muerto y de nuevo le toca, ¿de qué le sirve el haberse lavado? (Eclesiástico 34, 25)

  • Apártate del pecado, lava tus manos y limpia tu corazón de todo pecado. (Eclesiástico 38, 10)

  • El trigo ¿se tritura? No, pues no se le trilla indefinidamente; después de hacer pasar por él la rueda, se le limpia sin triturarlo. (Isaías 28, 28)

  • ¿No os basta pacer en buenos pastos para que pisoteéis el resto del pasto? ¿No os basta beber el agua limpia para que enturbiéis el resto con los pies? (Ezequiel 34, 18)

  • ¡Fariseo ciego, limpia primero el vaso y el plato por dentro, para que también por fuera queden limpios! (Mateo 23, 26)

  • José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia (Mateo 27, 59)

  • Él corta todos los sarmientos que no dan fruto en mí, y limpia los que dan fruto para que den más. (Juan 15, 2)

  • Por lo cual os declaro en el día de hoy que tengo la conciencia limpia respecto a todos vosotros, (Hechos 20, 26)

  • manténte firme en la fe, ten la conciencia limpia. Por despreocuparse de la conciencia, algunos naufragaron en la fe, (I Timoteo 1, 19)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina