Talált 238 Eredmények: lista de levitas

  • David puso levitas al servicio del arca del Señor para que invocaran, glorificaran y alabaran al Señor, Dios de Israel: (I Crónicas 16, 4)

  • Reunió a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas. (I Crónicas 23, 2)

  • Se hizo el censo de los levitas mayores de treinta años; contados uno a uno, resultaron treinta y ocho mil. (I Crónicas 23, 3)

  • tampoco los levitas tendrán que transportar más la morada y los objetos destinados a su servicio". (I Crónicas 23, 26)

  • De hecho, según las últimas disposiciones de David, los levitas inscritos en el censo eran sólo mayores de veinte años. (I Crónicas 23, 27)

  • Semayas, hijo de Natanael, un escriba levita, los registró en presencia del rey, de los jefes, del sacerdote Sadoc, de Ajimélec, hijo de Abiatar, y de los jefes de familias de sacerdotes y levitas: se sacaban alternativamente por suerte dos familias de los hijos de Eleazar y una familia de los hijos de Itamar. (I Crónicas 24, 6)

  • Los levitas, sus hermanos, velaban sobre los tesoros de la casa de Dios y las cosas sagradas. (I Crónicas 26, 20)

  • las clases de sacerdotes y levitas, todos los servicios del templo del Señor, todo el mobiliario para el servicio del templo del Señor; (I Crónicas 28, 13)

  • Aquí están las clases de sacerdotes y levitas para todo el servicio del templo del Señor; contarás también con voluntarios expertos en cualquier clase de trabajo. Los jefes y todo el pueblo están a tu disposición". (I Crónicas 28, 21)

  • Cuando llegaron los ancianos de Israel, los levitas tomaron el arca (II Crónicas 5, 4)

  • y la llevaron al templo con la tienda de la reunión y todos los utensilios sagrados que había en ella. La llevaron los sacerdotes y los levitas. (II Crónicas 5, 5)

  • todos los levitas cantores, Asaf, Hemán y Yedutún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino, sonaban los címbalos, las arpas y cítaras, de pie al este del altar, con ciento veinte sacerdotes que los acompañaban tocando las trompetas. (II Crónicas 5, 12)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina