Talált 135 Eredmények: marido
Si una mujer hace un voto o se compromete a algo con juramento estando ya en casa de su marido, (Números 30, 11)
si el marido, al saberlo, no le dice nada ni lo desaprueba, todos sus votos serán válidos, así como las obligaciones contraídas. (Números 30, 12)
Pero si su marido, al saberlo, los anula el día en que lo ha sabido, todo lo que salió de sus labios, votos y obligaciones, quedan sin valor; su marido los ha anulado y el Señor la perdonará. (Números 30, 13)
El marido puede anular o ratificar cualquier voto o juramento con que ella se obligue. (Números 30, 14)
Pero si el marido, día tras día, se calla, ratifica todos sus votos y todos los compromisos por ella contraídos, pues no le dijo nada el día que los conoció. (Números 30, 15)
Éstas son las leyes que el Señor dio a Moisés en lo que se refiere a las relaciones entre marido y mujer y entre padre e hija, cuando ésta es todavía joven y habita en casa de su padre. (Números 30, 17)
se quitará el vestido que llevaba cuando fue hecha prisionera, se quedará en tu casa y llorará a sus padres durante un mes; luego podrás acercarte a ella; tú serás su marido y ella tu mujer. (Deuteronomio 21, 13)
Si también el segundo marido la aborrece, le da el certificado de divorcio y la echa de casa, o si este segundo marido se muere, (Deuteronomio 24, 3)
el primer marido no podrá volver a casarse con ella, pues se ha vuelto impura; sería una cosa horrenda ante el Señor, y tú no debes manchar con pecados la tierra que el Señor, tu Dios, te da en heredad. (Deuteronomio 24, 4)
Cuando dos hermanos se están pegando, si se acerca la mujer de uno de ellos y, para librar a su marido de las manos del que le golpea, agarra a éste por sus partes, (Deuteronomio 25, 11)
La mujer más delicada y refinada entre vosotros, que por su delicadeza apenas se atrevía a pisar la tierra con la planta de sus pies, mirará con malos ojos al marido de su corazón y a sus hijos (Deuteronomio 28, 56)
Cuando ella fue a casa de su marido, éste la convenció de que pidiera a su padre un campo. Acsá se bajó del asno, y Caleb le preguntó: "¿Qué quieres?". (Josué 15, 18)