Talált 692 Eredmények: mujer estéril

  • Saray, la mujer de Abrán, no le había dado hijos; pero ella tenía una esclava egipcia de nombre Agar. (Génesis 16, 1)

  • Saray dijo a Abrán: "Mira, el Señor me ha hecho estéril; llévate a mi esclava. Quizá yo pueda tener hijos por ella". Abrán escuchó a Saray. (Génesis 16, 2)

  • Diez años después de haberse establecido Abrán en el país de Canaán, Saray tomó a Agar, su esclava egipcia, y se la dio por mujer a Abrán, su marido. (Génesis 16, 3)

  • Dijo Dios a Abrahán: "Saray, tu mujer, no se llamará más Saray; su nombre será Sara. (Génesis 17, 15)

  • Y Dios le dijo: "Ciertamente Sara, tu mujer, te dará un hijo, y tú le llamarás Isaac. Yo estableceré con él mi pacto, como un pacto perpetuo para su descendencia después de él. (Génesis 17, 19)

  • Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?". Él respondió: "Está en la tienda". (Génesis 18, 9)

  • Uno de ellos prosiguió: "Dentro de un año volveré. Para entonces, tu mujer, Sara, habrá tenido un hijo". Sara escuchaba a la entrada de la tienda, detrás del que hablaba. (Génesis 18, 10)

  • Al despuntar el alba, los ángeles instaban a Lot diciéndole: "Levántate, toma contigo a tu mujer y a tus dos hijas que se encuentran aquí, no sea que perezcas por culpa de la ciudad". (Génesis 19, 15)

  • Como él no se decidía, aquellos hombres los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a sus hijas, porque el Señor se había compadecido de ellos, y los sacaron fuera de la ciudad. (Génesis 19, 16)

  • La mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal. (Génesis 19, 26)

  • Abrahán decía que Sara, su mujer, era su hermana. Y Abimelec, rey de Guerar, mandó que le trajeran a Sara. (Génesis 20, 2)

  • Pero Dios visitó a Abimelec en sueños, de noche, y le dijo: "Vas a morir a causa de la mujer que has tomado, porque es una mujer casada". (Génesis 20, 3)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina