Talált 60 Eredmények: oficios en el tabernáculo

  • Llevó el arca al tabernáculo y colgó el velo de separación, ocultando el arca del testimonio, como el Señor se lo había mandado. (Exodo 40, 21)

  • Puso la mesa en la tienda de la reunión, al lado norte del tabernáculo, por fuera del velo, (Exodo 40, 22)

  • Puso el candelabro en la tienda de la reunión, frente a la mesa, al lado sur del tabernáculo, (Exodo 40, 24)

  • Colgó la cortina de la entrada del tabernáculo. (Exodo 40, 28)

  • Puso el altar de los holocaustos a la entrada del tabernáculo de la tienda de la reunión y en él ofreció el holocausto y la ofrenda, como el Señor le había mandado. (Exodo 40, 29)

  • Levantó finalmente el atrio en torno al tabernáculo y al altar y colgó la cortina de la entrada del atrio. Así completó Moisés toda la obra. (Exodo 40, 33)

  • Entonces la nube cubrió la tienda de la reunión, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. (Exodo 40, 34)

  • Moisés no podía entrar en la tienda de la reunión, porque la nube se había posado encima y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo. (Exodo 40, 35)

  • Cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los israelitas emprendían la marcha para cubrir cada una de las etapas de su viaje. (Exodo 40, 36)

  • La nube del Señor se posaba de día sobre el tabernáculo, y durante la noche brillaba como fuego a la vista de toda la casa de Israel en todas las etapas del viaje. (Exodo 40, 38)

  • Sadoc, el sacerdote, tomó del tabernáculo el cuerno del óleo y ungió a Salomón. Entonces se tocaron las trompetas y todo el pueblo gritó: "¡Viva el rey Salomón!". (I Reyes 1, 39)

  • Su obligación era estar a las órdenes de los hijos de Aarón en el servicio del templo del Señor en lo referente a los atrios, las cámaras, limpieza de las cosas santas y de los demás oficios del templo del Señor. (I Crónicas 23, 28)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina