Talált 38 Eredmények: pasto

  • Ahora, pues, os diré qué voy a hacer con mi viña: le quitaré el seto, y servirá de pasto; derribaré la tapia, y será pisoteada. (Isaías 5, 5)

  • Los corderos pastarán como en su pasto, y los cabritos engordarán entre las ruinas. (Isaías 5, 17)

  • En todos los montes que se cavaban con azadón ninguno entrará ya por miedo a las espinas y las zarzas; sólo serán pasto de bueyes, tierra hollada por ovejas. (Isaías 7, 25)

  • Porque todo calzado de guerra estrepitoso, todo manto manchado de sangre será quemado, pasto de las llamas. (Isaías 9, 4)

  • La cólera del Señor omnipotente ha incendiado la tierra, y el pueblo se ha vuelto pasto de las llamas. Nadie perdona a su vecino. (Isaías 9, 18)

  • Pues el palacio está desierto, el bullicio de la ciudad ha enmudecido, el Ofel y la torre de guardia se han convertido para siempre en cavernas, en solaz de los asnos salvajes y pasto de los rebaños. (Isaías 32, 14)

  • Los cadáveres de este pueblo serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra, que nadie ahuyentará. (Jeremías 7, 33)

  • Los asnos salvajes, tendidos sobre las colinas peladas, aspiran el aire como los chacales, mientras sus ojos palidecen por falta de pasto. (Jeremías 14, 6)

  • Morirán de mala muerte; no serán llorados ni sepultados, sino que quedarán como estiércol en el campo; perecerán por la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias salvajes". (Jeremías 16, 4)

  • En este lugar yo haré fracasar la política de Judá y de Jerusalén; los haré caer a espada ante sus enemigos, en manos de aquellos que buscan su muerte, y daré sus cadáveres como pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. (Jeremías 19, 7)

  • ¡Ay de los pastores que dejan perecer y dispersarse al rebaño de mi pasto, dice el Señor! (Jeremías 23, 1)

  • los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de aquellos que buscan su muerte. Sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias del campo. (Jeremías 34, 20)


“Padre, eu não acredito no inferno – falou um penitente. Padre Pio disse: Acreditará quando for para lá?” São Padre Pio de Pietrelcina