Talált 250 Eredmények: piedra de ayuda

  • han arrojado al fuego a sus dioses, porque no eran dioses, sino obras de manos humanas, madera y piedra; por esto han podido destruirlos. (Isaías 37, 19)

  • No temas, gusanillo de Jacob, larva insignificante de Israel; ya vengo yo en tu ayuda, dice el Señor: tu redentor es el Santo de Israel. (Isaías 41, 14)

  • Esto dice el Señor tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo soy el Señor, el que lo ha hecho todo; el que despliega, él solo, los cielos; el que afirma la tierra sin ayuda alguna; (Isaías 44, 24)

  • El Señor Dios viene en mi ayuda; por eso soporto la ignominia, por eso he hecho mi rostro como pedernal y sé que no quedaré defraudado. (Isaías 50, 7)

  • Si el Señor Dios me ayuda, ¿quién puede condenarme? Todos se gastarán como un vestido, la polilla los consumirá. (Isaías 50, 9)

  • En lugar de bronce traeré oro, en vez de hierro traeré plata, bronce en vez de madera, y en vez de piedra, hierro. La paz te pondré por magistrado, y por soberano tuyo la justicia. (Isaías 60, 17)

  • Miré a mi alrededor, y no había ayuda; me sorprendí al no encontrar apoyo. Entonces mi brazo me salvó y mi furor me sostuvo. (Isaías 63, 5)

  • que dicen al leño: "Tú eres mi padre", y a la piedra: "Tú me has engendrado". Ellos me dan la espalda y no la cara, mas cuando llega la desgracia gritan: "¡Levántate, sálvanos!". (Jeremías 2, 27)

  • Y con la vergüenza de su prostitución ha profanado la tierra; ha cometido adulterio con la piedra y con el leño. (Jeremías 3, 9)

  • "Esto dice el Señor, Dios de Israel: Así habréis de decir al rey de Judá, que os ha enviado a consultarme: El ejército del Faraón, que venía en vuestra ayuda, se va a volver a su país de Egipto, (Jeremías 37, 7)

  • No se volverá a sacar de ti piedra angular ni piedra de cimiento, pues quedarás como desolación perpetua -dice el Señor-. (Jeremías 51, 26)

  • Y cuando hayas terminado de leer este libro, atarás a él una piedra y lo tirarás al fondo del Éufrates, (Jeremías 51, 63)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina