Talált 2454 Eredmények: pueblo de Judá

  • Y Judá respondió: "¿Qué diremos a mi señor y cómo podremos justificarnos? Ha sido Dios quien ha descubierto la maldad de tus siervos. Aquí nos tienes como esclavos tuyos, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue encontrada la copa". (Génesis 44, 16)

  • Judá se acercó a él y le dijo: "Perdón, señor. Permite a tu siervo dirigir una palabra a mi señor, sin que por eso se irrite contra él, porque tú eres en verdad como el Faraón. (Génesis 44, 18)

  • Dios continuó: "Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí yo haré de ti un gran pueblo. (Génesis 46, 3)

  • Hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zéraj; pero Er y Onán habían muerto en la tierra de Canaán. (Génesis 46, 12)

  • Israel envió por delante a Judá al encuentro de José, para comunicarle que viniera a verle a Gosen. Ellos llegaron a la región de Gosen. (Génesis 46, 28)

  • De este modo adquirió José para el Faraón toda la tierra de Egipto, reduciendo a esclavitud a todo el pueblo del uno al otro confín de Egipto. (Génesis 47, 21)

  • José dijo al pueblo: "Os he comprado a vosotros y a vuestras tierras para el Faraón; pero ahora aquí tenéis simiente, sembrad las tierras. (Génesis 47, 23)

  • Pero su padre se opuso y dijo: "Lo sé, hijo mío, lo sé. También él llegará a ser un pueblo y será también grande, pero su hermano menor será más grande que él y su posteridad será una muchedumbre de pueblos". (Génesis 48, 19)

  • A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano, sobre la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán ante ti. (Génesis 49, 8)

  • Cachorro de león es Judá, de hacer presa subes, hijo mío. Se encorva, se echa como un león, como leona; ¿quién podrá levantarlo? (Génesis 49, 9)

  • El cetro no será arrebatado de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos obedecerán. (Génesis 49, 10)

  • Dan juzgará a su pueblo como una más de las tribus de Israel. (Génesis 49, 16)


“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina