Talált 1492 Eredmények: sol

  • En la segunda, por el contrario, entra solamente el sumo sacerdote una vez al año, y provisto de sangre, que ofrece por sus pecados y por los del pueblo. (Hebreos 9, 7)

  • se trata de normas externas referentes a los alimentos, a las bebidas y a los ritos purificatorios, válidos solamente hasta el establecimiento del nuevo orden de cosas. (Hebreos 9, 10)

  • porque, de otro modo, hubiese tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo; pero ahora se ha manifestado una sola vez, al fin de los tiempos, para abolir el pecado por su sacrificio. (Hebreos 9, 26)

  • Y del mismo modo que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después haya un juicio, (Hebreos 9, 27)

  • así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan. (Hebreos 9, 28)

  • él, por el contrario, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la derecha de Dios, (Hebreos 10, 12)

  • unas veces expuestos públicamente a ultrajes y torturas y otras haciéndoos solidarios de aquellos que eran así tratados. (Hebreos 10, 33)

  • Porque él esperaba la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. (Hebreos 11, 10)

  • Precisamente por esto, de un solo hombre, ya casi muerto, nació una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los incontables granos de arena que hay en las playas del mar. (Hebreos 11, 12)

  • Aquel cuya voz conmovió entonces la tierra nos ha hecho ahora esta promesa: Una vez más conmoveré no sólo la tierra, sino también el cielo. (Hebreos 12, 26)

  • En efecto, el cuerpo de las víctimas, cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el santuario para el rito de la absolución de los pecados, es quemado fuera del campamento. (Hebreos 13, 11)

  • El sol ardiente se levanta y seca el heno, se marchita la flor y desaparece su belleza; así se marchitará el rico en sus empresas; (Santiago 1, 11)


“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina