Talált 154 Eredmények: suerte

  • Se acerca el día en que yo cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de suerte que ninguno llegará a viejo en tu casa. (I Samuel 2, 31)

  • Samuel hizo que se acercasen todas las tribus de Israel, y fue designada por suerte la tribu de Benjamín. (I Samuel 10, 20)

  • Hizo acercarse a la tribu de Benjamín, por clanes, y fue designado por suerte el clan de Matrí. La suerte cayó, finalmente, sobre Saúl, hijo de Quis. Lo buscaron, pero no lo encontraban. (I Samuel 10, 21)

  • Saúl dijo entonces al Señor: "¿Por qué no has respondido hoy a tu siervo? Si el pecado está en mí o en mi hijo Jonatán, Señor, Dios de Israel, salga cara; y si este pecado está en tu pueblo Israel, salga cruz". Fueron designados por la suerte Jonatán y Saúl, y el pueblo quedó libre. (I Samuel 14, 41)

  • Saúl dijo: "Echad la suerte entre mí y mi hijo Jonatán". Y fue designado por la suerte Jonatán. (I Samuel 14, 42)

  • Ahora, mi señor, por la vida del Señor y por tu propia vida, por el Señor, que te ha impedido derramar sangre y hacerte justicia por tu mano, que tus enemigos y los que intentan hacerte daño corran la misma suerte que Nabal. (I Samuel 25, 26)

  • Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y le clavó la espada en el costado, de suerte que todos cayeron juntos. Por eso se llamó a aquel lugar "Campo de los costados"; está cerca de Gabaón. (II Samuel 2, 16)

  • La mujer tomó una manta, la extendió sobre la boca de la cisterna y esparció sobre ella grano molido, de suerte que no se notaba nada. (II Samuel 17, 19)

  • El rey preguntó al cusita: "¿Está bien el joven Absalón?". El cusita contestó: "¡Que corran la suerte de ese joven los enemigos de mi señor, el rey, y todos los que se han levantado contra ti para el mal!". (II Samuel 18, 32)

  • Así Salomón destituyó a Abiatar del cargo de sacerdote del Señor, cumpliéndose de esta suerte la sentencia que el Señor había pronunciado contra la casa de Elí, en Silo. (I Reyes 2, 27)

  • La otra mujer replicó: "No es verdad, pues mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto". La primera decía: "No, tu hijo es el muerto, y mi hijo el vivo". De esta suerte disputaban delante del rey. (I Reyes 3, 22)

  • En la construcción del templo se emplearon piedras entalladas en la misma cantera, de suerte que mientras se construía el edificio no se oyó golpe de martillo, de hacha u otro cualquier instrumento de hierro en el templo. (I Reyes 6, 7)


O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina