Talált 782 Eredmények: templo

  • En la angustia de mi alma me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo. (Jonás 2, 8)

  • Escuchad, pueblos todos, presta oído, tierra y todo cuanto te llena; el Señor va a testificar contra vosotros, el Señor desde su santo templo. (Miqueas 1, 2)

  • Por eso, por culpa vuestra, Sión será arada como un campo, Jerusalén se volverá un montón de ruinas, el monte del templo un cúmulo de maleza. (Miqueas 3, 12)

  • Y sucederá en el futuro que el monte del templo del Señor será asentado en la cima de los montes y se alzará sobre las colinas. A él afluirán los pueblos, (Miqueas 4, 1)

  • acudirán numerosas naciones y dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob; él nos enseñará sus caminos, y nosotros seguiremos sus senderos". Pues la ley saldrá de Sión, y la palabra de Dios de Jerusalén. (Miqueas 4, 2)

  • El Señor decreta contra ti: "No se propagará tu nombre más; exterminaré del templo de tus dioses estatuas e ídolos fundidos, y haré de tu sepulcro un lugar de ignominia". (Nahún 1, 14)

  • El Señor, en cambio, está en su santo templo; silencio ante él, tierra entera. (Habacuc 2, 20)

  • Esto dice el Señor todopoderoso: "Este pueblo dice: ¡Todavía no ha llegado el tiempo de edificar el templo del Señor!". (Ageo 1, 2)

  • Y el Señor levantó el ánimo de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá; de Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, y de todo el resto del pueblo, de tal manera que fueron y se pusieron a la obra en el templo del Señor todopoderoso, su Dios. (Ageo 1, 14)

  • Y ahora estad atentos desde hoy en adelante. Antes de poner una piedra sobre otra en el templo del Señor, (Ageo 2, 15)

  • Estad, pues, atentos de ahora en adelante -a partir del veinticuatro del mes noveno-; desde el día en que se pusieron los cimientos del templo del Señor, estad atentos: (Ageo 2, 18)

  • Y me contestó: A la tierra de Senaar, para edificarle un templo y prepararle un pedestal para colocarla sobre él". (Zacarías 5, 11)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina