Talált 782 Eredmények: templo

  • Pero el sacerdote Yehoyadá ordenó a los jefes de centuria, que mandaban la fuerza: "¡Sacadla de las filas y matad al que la siga!". Porque el sacerdote había dicho: "Que no la maten en el templo del Señor". (II Reyes 11, 15)

  • El pueblo entero fue al templo de Baal y lo destruyeron; hicieron pedazos los altares y sus imágenes, mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. Después, el sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo del Señor (II Reyes 11, 18)

  • y reunió a los jefes de centuria, a los carios, a los de la escolta real y a todo el pueblo. Llevaron al rey del templo del Señor al palacio real, entrando por la puerta de la escolta regia, y el monarca se sentó sobre el trono de los reyes. (II Reyes 11, 19)

  • Joás dijo a los sacerdotes: "Todo el dinero que traigan al templo del Señor: el dinero de cada israelita empadronado, el dinero establecido por el rescate de las personas y todo el dinero que cada uno tenga a bien traer al templo del Señor, (II Reyes 12, 5)

  • lo recibirán los sacerdotes, cada uno de su conocido, y ellos repararán los desperfectos del templo en cualquier parte que se encuentre algún desperfecto". (II Reyes 12, 6)

  • Pero para el año veintitrés del rey Joás los sacerdotes no habían aún reparado los desperfectos del templo. (II Reyes 12, 7)

  • Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Yehoyadá y a los demás sacerdotes, y les dijo: "¿Por qué no habéis reparado aún los desperfectos del templo? De aquí en adelante no recibiréis más el dinero de vuestros conocidos, sino que lo entregaréis para los desperfectos del templo". (II Reyes 12, 8)

  • Y los sacerdotes accedieron a no recibir dinero de la gente y a no tener que reparar los desperfectos del templo. (II Reyes 12, 9)

  • Entonces el sacerdote Yehoyadá tomó una caja, hizo un agujero en su tapa y la colocó junto al altar, a la derecha del que entraba en el templo del Señor. Y los sacerdotes que guardaban la puerta echaban allí todo el dinero que traían al templo del Señor. (II Reyes 12, 10)

  • Cuando veían que en la caja había mucho dinero, el secretario real y el sumo sacerdote la vaciaban y contaban el dinero encontrado en el templo del Señor. (II Reyes 12, 11)

  • Y este dinero, una vez pesado, lo entregaban a los capataces encargados de los trabajos del templo del Señor, los cuales lo pasaban a los carpinteros y constructores que trabajaban en el templo del Señor, (II Reyes 12, 12)

  • a los albañiles y a los canteros, para comprar maderas y piedras talladas con que reparar los desperfectos del templo del Señor, y para todo lo que se gastase en el templo en reparaciones. (II Reyes 12, 13)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina