Ezequiel, 23
9. Por eso la entregué en manos de sus amantes, en manos de los asirios, de los que se había enamorado perdidamente.
9. Por eso la entregué en manos de sus amantes, en manos de los asirios, de los que se había enamorado perdidamente.
“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina