9. Su estado era tal que del cuerpo del impío brotaban los gusanos; estando vivo aún, la carne se le caía a pedazos, en medio de dolores y sufrimientos, y el ejército apenas podía soportar el hedor que emanaba de él.





“Leve Deus aos doente; valera’ mais do que qualquer tratamento!” São Padre Pio de Pietrelcina