11. Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo mismo les he puesto la sangre sobre el altar, para que les sirva de expiación, ya que la sangre es la que realiza la expiación, en virtud de la vida que hay en ella.





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina