27. Y todos se separaron de las moradas de Coré, Datán y Abirón. Datán y Abirón, por su parte, salieron y se pusieron de pie a la entrada de sus carpas, junto con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños.





“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina